Mayo 2012. Palma a Valencia.
Querido hermano, soy un cerdo desastroso, recibi tu segunda carta y yo sin contestar ni a la primera ni a tus llamadas y sin agradecerte tus atenciones, siempre al pie del cañón, como buen primogénito de nuestros padres.
Como disculpa solo puedo decir que mis retraos en escribir son debidos a muchas causas entre las cuales está el que tanto tú como yo no hemos parado de movernos en los últimos quince días de un lado para otro. Como ya sabes hablé con mi ahijada y también con Marta y a tú vez, hablaste con Maite y con Paloma, sin que ninguno de los dos coincidieramos. Ya sé que emplemo siglo XXI están unos aparatos telefónicos sin hilos, pero ya conoces mi mania de tirarlos al mar.
Me han pasado algunas cosas y no se como empezar, claro está todas en el mar. Empecé vendiendo un barco a un fulano de Valencia, comprometiendome a llevarlo, dicho barquito de vela con un reducido motor de 9,9 cv. nada más tiene siete metros. Salímos de madrugada, Marino y yo y como suele acostumbrar, a las dos horas de navegación el puto motor dijo.- uhhhggg. Pssshch.- y tardamos en llegar a Valencia dos días con sus noches y una mañana más. Menos mal que el viento fue bastante favorable aunque la última noche saltó Mistral pasandolo bastante mal, acordandonos algo de Dis y los sempiternos dioses paganos y toda la corte celestial, en fin la casa estaba tan gorda que cuando vimos la primera luz en la costa nos fuimos de cabeza. Que gran error, resultó ser Sagunto y sus altas chimeneas de Altos hornos. Así que alargamos algunas millas.
Cuando llegué aValencia, me espera mi amigo Laureano con otro barco que había transportado desde Bilbao a Valencia por carretera, un inesperado regalo de competición.
Nos pasmos una semana aparejando y preparando el juguetito en el varadero, con sus idas y venidas a casa en Alicante.
Allí me encontré al "Sius" con Esperanza Alvaro, esta amiga de madre tan guapetona y símpatica que cuando eramos pequeños nos traía aquellas cajas de bombones de Suiza, aquella señora que si la memoria te llega, estaba liada con Don Carlos un tipo simpatiquisimo que solia jugar al mus con padre.
En fin que me lié entre recuerdos y cervezas hasta que Laure lógró recuperarme vivo o más muerto que vivo no lo recuerdo muy bien.
A la mañana siguiente, en pleno jaleo de varadero, llego una señorita de impresión preguntando por mí, resultó ser la hija de Esperanza, menudo cambio, morena, morena y con unos ojazos verdes de antología. La recordaba de cuando eramos muy pequeños, ella se acordaba más de ti que de mi, no se si por la edad o por tu hermosura, seguro que en esa época, la simpatía no brillaba mucho en tí.
Me comunicó que su madre nos esperaba en el Club de Valencia para invitarnos a comer y pedirme un pequeño favor. Así que acepté la amable invitación y ella quedó en recogernos a la una.
Un favor inesperado, había comprado un barco de vela en Barcelona que habían traido navegando hasta Valencia y ahora quería saltar a Palma.
Dejé al amigo Laure con todo listo y su barco de competi en el agua y me embarque con Esperanza, Don Carlos y Carlota. Salimos de Valencia con aquel bote flotante, feo como un calcetín sudado pero duro como las rocas del "Volgata".
Para no perder la costumbre, el motor comenzó a toser en la misma farola de Valencia.- Maldita manía de restaurar barcos que tiene la gente.- Si lo sé, no me embarco.
Arriba mayor, fuera génova y desplegar trinqueta.- Ah, joder que detrás hay mesana.- menudo barco y que desastre de tripulación.- Que viajecito me espera.
Por segunda vez, Eolo me es favorable. Sur puro y suave Sur. Buen sur como un buen "Hobit".
Así que atangono todo lo que puedo y como puedo y bajo enchufao a buscar alguna vela de proa, simétrico, asimétrico, codigo cero, spi. 4oz o 6oz me da lo mismo, algo que haga andar este chisme náutico por la mar. Que razón tiene Cuco, estos barcos son para tomar copas en el puerto.
Dieciocho horas a los Freus y sin dormir. Esperanza tomando el sol, Don Carlos con una castaña que no se tiene y Carlota aferrada al timón, no sabe mucho pero le pone mucho interés.
Pasamos los Freus y alguien tiene la genial idea en el cielo de apagar el inteructur del viento, más de siete horas en dejar Tagomago por babor. Desesperado, caigo en un sueño necesario.
A las dos horas abro los ojos y después de una taza de café, comienzo a sentir viento fresco. A empezar con toda la maniobra. Menos mal que esta vez todos ayudan. ¿Todos? bueno, menos Don Carlos que más bien parece allí tirado Carlitos.
Después de doce horas, entramos por la bocana de Palma. Carlota a llamado por radio al Club Nautico y nos esperan en la gasolinera para remolcarnos hasta el punto de amarre. Menudo morro estos isleños, menos mal que pese a la mala maniobra de este flotador, el puerto es grande y a estas altura de año, no hay mucho barco.
Recojo génova y mesana y dejo preparada la maniobra de arriado de mayor. Pongo a Esperanza en la proa con cabo, a Carlota en palo a D. Carlos en el sillón y con driza a mano, escota a la misma mano y rueda a la otra mano, me dispondo a emproarme.- Maldita raya.-
Arriada pluscuanperfecta, viradita espectacular, cabo en el agua, era de suponer. Corro un poco la banda de estribor con otro cabo y los isleños lo cogen a la primera.
Merecido descanso y almuerzo.